Noticia

Reflexión de Fanni Muñoz, Decana de la Facultad de Ciencias Sociales, sobre el 8M

07/03/2025

En el Día Internacional de la Mujer reconocemos la incansable lucha de las mujeres peruanas a lo largo de nuestra historia. Desde siempre, las peruanas han desempeñado roles fundamentales en la construcción de nuestra sociedad, enfrentando desafíos y superando barreras con valentía determinación y formas de resistencia. Una constatación es que, si bien por efecto de esta interrelación se han ido plasmando medidas de acción y políticas públicas encaminadas a la igualdad, todavía no se da cumplimiento cabal a la promesa hecha 200 años atrás.

A pesar de los avances logrados, las cifras de violencia nos revelan una realidad preocupante. Para el 2023, el 53.8% de las mujeres peruanas fueron víctimas de violencia psicológica, física o sexual en algún momento de sus vidas (INEI). Además, en el 2024 a nivel nacional, se han reportado 162 feminicidios y se han atendido 233 tentativas de feminicidio por los Centro de Emergencia Mujer (CEM). Estas cifras nos recuerdan la urgencia de continuar trabajando juntos para erradicar la violencia de género en nuestro país.

La lucha de las mujeres peruanas ha sido constante y desde diversos frentes. Desde las valientes mujeres que lucharon por nuestra independencia como Micaela Bastidas o María Parado de Bellido, las mujeres de la República que demandaron el derecho a la educación como Clorinda Matto, Mercedes Cabello y Teresa Gonzales de Fanning, hasta las activistas contemporáneas que han alzado su voz contra la opresión y aquellas que, en sus comunidades, lideran iniciativas de cambio y desarrollo. Ellas representan a los nuevos movimientos feministas, la revolución feminista de este siglo XXI, que es un hito en la historia republicana puesto que está colocando en el centro del debate el desmantelamiento de la estructura patriarcal. También, requerimos de la fuerza y solidaridad de las mujeres que en distintos espacios llevan a cabo su lucha en la cotidianidad de sus vidas para erradicar las desigualdades y violencia. Como diría Rita Segato, hay que retejer el tejido comunitario y pensar la politicidad en los diversos espacios que ocupan las mujeres.

Y eso implica que las jóvenes tengan la libertad de construir sus trayectorias educativas y profesionales. Asimismo, desde nuestras casas y comunidades, cuestionar los roles y mandatos de género socialmente aprendidos para lograr una distribución más equitativa del trabajo doméstico.