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La fuga de “El Chapo” y el narcotráfico en México

20/07/2015

Sofía Vizcarra, investigadora del Laboratorio de Criminología Social y Estudios sobre la Violencia, explica qué significa que el jefe de uno de los cárteles más violentos de México esté libre nuevamente.

En enero del 2001, “El Chapo” se escondió en un carro de lavandería para escapar de la prisión de máxima seguridad de Puente Grande. Según las investigaciones del momento, fue gracias a la ayuda de un empleado de la cárcel que el conocido narcotraficante pudo quedar libre. Catorce años después, el último sábado, Guzmán escapó por segunda vez a las 20:52 horas de la prisión de máxima seguridad de El Altiplano, en México, para lo cual usó un túnel de más de 1 500 metros, sin levantar ninguna sospecha durante su excavación. Esto ha generado diversos cuestionamientos al gobierno del presidente Peña Nieto y el nivel de corrupción en su país.

Cártel de Sinaloa

Vizcarra explica que, en los años 80, el núcleo fuerte del narcotráfico lo tenía el cártel de Sinaloa, antes que apareciera el del Golfo y otros. Sin embargo, en el 89 se da una fractura cuando cae uno de los jefes y aparecen dos vertientes: por un lado, Miguel Ángel Félix Gallado, y, por otro, “El Chapo” Guzmán, quien finalmente queda a cargo y se convierte en uno de los principales personajes que controla el negocio del tráfico de marihuana, cocaína, heroína y distintas drogas en México, con Sinaloa como lugar estratégico.

En 1993 es la primera vez que “El Chapo” es capturado y se mantiene preso durante 8 años manejando su negocio desde la prisión hasta que, en el 2001, se fuga para volver a ser capturado en el 2014. “Es así como termina convirtiéndose en uno de los 10 criminales más buscados del mundo y ahora su fortuna se estima en más de mil millones de dólares según fuentes no oficiales. Aunque hubiera existido una atenuación de sus acciones, no habría perdido importancia dentro del negocio mexicano de la droga”, menciona Vizcarra.